CAPITANICH Y LA EDUCACIÓN Un gran negocio… para un gran mal


Editorial Peluca de Sarmiento 1 noviembre 2014

Con la impunidad a que nos tienen acostumbrados en el mundo del revés, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, se refirió al “éxodo” de alumnos de la escuela pública y al sistema privado, atribuyéndolo al "mejoramiento en el poder adquisitivo" de los padres y las "medidas" de fuerza de los gremios docentes: una de las causas "… tiene que ver con sustentabilidad en la fuente de trabajo, el mejoramiento en el poder adquisitivo del salario”… y continuó- “puede incidir la existencia de medidas de acción directa por parte de los gremios", argumentó Capitanich. 
Fue en su habitual conferencia de prensa desde la Casa Rosada, y así justificó los datos divulgados por el ministerio de Educación, de los que se desprende que en el último año se fueron de las escuelas públicas casi 50 mil alumnos y que desde el 2003 la matrícula estatal sufrió una baja de 301.907 chicos.

¿Dormirá tranquilo el Jefe de Gabinete? ¿le golpearán la puerta de su conciencia las mentiras a mitad del sueño?
Es al menos caricaturesco hablar de mejoramiento del poder adquisitivo en un marco donde la devaluación del peso oficializada a fines de Enero del 2014, la suba en las tasas de interés, los topes salariales en las paritarias y el tarifazo en los servicios públicos indican categóricamente el plan de ajuste que comenzaron a aplicar el gobierno nacional y los gobiernos provinciales.
Con una inflación que se estima de entre 35 a un 40 % de piso anualizada. Y de un incremento de entre un 40 y un 45 % de la canasta alimentaria. El retroceso del consumo interno (automóviles, electrodomésticos, alimentación). La destrucción de puestos de trabajo (con más de 480.000 cuentas sueldo han cerrado en los últimos meses; suspensiones de decenas de miles de obreros en varias ramas industriales que significan reducciones salariales sustanciales y nuevos despidos).
Lo que está sucediendo con el poder adquisitivo del salario es opuesto a lo que describe el Jefe de Gabinete. El salario real del conjunto de los trabajadores (asalariados) se ha deteriorado. 

Pero además decir lo que dice sin poner en contexto la educación pública, es una absoluta mentira. Los innumerables golpes que repercuten en las escuelas donde trabajamos cotidianamente, con recortes de la inversión destinada a infraestruc¬tura y mobiliario de escuelas públicas, edifi¬cios viejos e inseguros, comedores “desnutridos”, cooperadoras escolares y cajas chicas que no dan abasto, falta de nombramientos de cargos docentes, salarios docentes y de auxiliares por debajo de la canasta de necesidades básicas, etc. , son expresión concreta del vaciamiento de la escuela pública y una realidad que Capitanich no advierte.
Por un lado el Estado vacía la escuela pública, y por otro financia de manera creciente los establecimientos educativos privados, a través de los famosos “subsidios”. Es decir, el Estado se hace cargo del pago de los salarios de los trabajadores docentes y no docentes aportando entre un 40% a un 100%.
La instauración del régimen de subsidios a la escuela privada tiene su origen en el primer mandato de Juan Domingo Perón. Durante los sucesivos gobiernos, en su mayoría militares, que signaron el siglo XX, el sector privado siguió ampliando sus beneficios sobre todo en la ciudad de Buenos Aires –donde la matrícula privada es casi la mitad del sistema educativo–, y también en el territorio bonaerense.
La provincia de Buenos Aires invierte más 3 mil millones de pesos en subsidiar a las escuelas privadas. El incremento de los recursos públicos destinados a pagar todo o gran parte del salario de los docentes de los establecimientos particulares es un reclamo reiterado de la Iglesia y de los empresarios del sector. La Provincia invierte cerca del 15% de su presupuesto educativo, para subsidiar el 70 % de los 7.400 servicios educativos privados. Esta cantidad es superior al número de colegios porque consideran servicios educativos a las secciones de grado de cada nivel: inicial, primario, secundario. Esos servicios atienden a 876.000 alumnos, un tercio de la matrícula total.
¿Qué quiere decir todo esto? Si usted es un empresario y quiere invertir en la rama de la educación privada, el Estado le garantiza que un gran porcentaje de los salarios de los trabajadores contratados serán retribuidos…por el mismo Estado…Usted solo preocúpese por las ganancias, porque el estado se encargará de los salarios de sus trabajadores.

Para terminar, me ayudan un poco dos comentarios que tuviera la nota del diario El Día a los dicho de Capitanich. “seguro que vos Capitanich los mandas (a tus hijos) a un (establecimiento) público no?”
“¿Y por qué piensa este señor que la gente prefiere pagar por el servicio educativo de sus hijos si lo tiene gratis en las escuelas públicas? ¿Son derrochones, les gusta gastar (de gusto)? Si la educación pública gratuita fuera de calidad, ¿quién pagaría por la privada?”.